Otra ruta por Sierra Mágina, La Cueva del Morrón, os presentamos esta ruta, dentro de la variedad y cantidad de senderos y recursos que cuenta nuestra sierra, que podrás hacer en tu visita a Torres.
En el cruce de inicio
del pueblo y sin entrar en él, tomaremos
a la izquierda la carretera en dirección a
Jimena. Tras 2 km. y al pasar por dos
cooperativas (Santa Isabel y de Nº Padre Jesús
de la Columna, no paseis de largo, ya que venden aceite al público de una gran calidad), sale a nuestra derecha
un carril, asfaltado en su totalidad. Un cartel nos indica el Camino de los Albarejos .
Subiremos este empinado tramo de 2
km. cómodamente en nuestro vehículo,
sin abandonar el asfalto hasta la
hermosa Fuente de los Albarejos.
Desde la fuente y siempre siguiendo por
el carril asfaltado, a 200 m. existe una
primera curva a la izquierda, seguida de
otra más pronunciada, en sentido
derecha, desde donde parte el sendero
a la cueva.
Desde la carretera y cruzando los olivos,
ya andando, rebasamos los corrales por
su izquierda, donde existe un cartel de
madera que marca el sendero (Cueva
del Morrón y Corrales de la Nina). El
recorrido son 1,5 km. y unos 40 minutos.
Al inicio hay una ligera pendiente, que
enseguida se suaviza.
Caminaremos por un antiguo y olvidado camino de herradura, que comunicaba los tradicionales cortijos, antaño habitados y que circundan el monte del Morrón y el macizo del Aznaitín. Las vistas son extraordinarias, pues el camino está despejado de árboles y tapizado de monte bajo; romero, tomillo, lavandas, enebros y arbustos espinosos como aulagas y cojines de monja. Poco antes de llegar a la cueva, nos acompaña la sombra de unos pinos, hasta desembocar en un verde prado, a cuyos pies y descendiendo unos metros aparece la pequeña abertura redonda.
La entrada a la cueva es angosta
(aunque su interior es muy amplio y con
gran altura) así que, lo ideal para
acceder es tirarnos al suelo y entrar con
los pies por delante; son sólo 2 m.).
Cuando llueve, hay un poquito de barro
a la entrada. La cueva consta de una
gran habitación (aprox. 20 m. de fondo y
15 m. de alto) y varias oquedades más
pequeñas y sin salida.
El suelo es de tierra y se anda con
facilidad, pues en su interior no hay
humedad ni piedras que impidan
nuestro caminar, aunque lógicamente
hay que ir con cuidado. Para entrar en la
Cueva es necesaria una potente linterna
o un pequeño lumigaz o cualquier foco
de luz.
Existen pinturas rupestres; al menos dos
cabras dibujadas en la roca; una de
color rojo y otra negra, que se sitúan al
fondo de la cueva, tras unas rocas
desprendidas, en otra pequeña sala con
el techo a baja altura. Para verlas hay que
tumbarse. Las figuras han perdido
nitidez, lógico tras 10.000-15.000 años,
desde su realización (en las cámaras
digitales se aprecian mucho mejor el
contorno de los animales). La cabra roja
se descubre con facilidad, pero la negra
cuesta un poquito, está muy cerca pero
cuesta verla.
Quien no desee entrar en la cueva,
además de disfrutar del paisaje, podrá
deleitarse con un espectacular mirador,
un auténtico mirador natural, del que se
puede observar gran parte de la
campiña jiennense y las cumbres de
Sierra Mágina con el emblemático Monte
Aznaitín como ilustre y noble
representante de la media montaña
jaenera.
Fuente: Juan José Frías Mora, del libro Senderismo Familiar en la provincia de Jaén.
Otra información relevante: Las pinturas rupestres paleolíticas de la cueva 'El Morrón': (Torres, Jaén)
Otra información relevante: Las pinturas rupestres paleolíticas de la cueva 'El Morrón': (Torres, Jaén)
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