lunes, 13 de mayo de 2013

Torres: La Cueva del Morrón.

Otra ruta por Sierra Mágina, La Cueva del Morrón, os presentamos esta ruta, dentro de la variedad y cantidad de senderos y recursos que cuenta nuestra sierra, que podrás hacer en tu visita a Torres.

En el cruce de inicio del pueblo y sin entrar en él, tomaremos a la izquierda la carretera en dirección a Jimena. Tras 2 km. y al pasar por dos cooperativas (Santa Isabel y de Nº Padre Jesús de la Columna, no paseis de largo, ya que venden aceite al público de una gran calidad), sale a nuestra derecha un carril, asfaltado en su totalidad. Un cartel nos indica el Camino de los Albarejos .

Subiremos este empinado tramo de 2 km. cómodamente en nuestro vehículo, sin abandonar el asfalto hasta la hermosa Fuente de los Albarejos.
Desde la fuente y siempre siguiendo por el carril asfaltado, a 200 m. existe una primera curva a la izquierda, seguida de otra más pronunciada, en sentido derecha, desde donde parte el sendero a la cueva.

Desde la carretera y cruzando los olivos, ya andando, rebasamos los corrales por su izquierda, donde existe un cartel de madera que marca el sendero (Cueva del Morrón y Corrales de la Nina). El recorrido son 1,5 km. y unos 40 minutos. Al inicio hay una ligera pendiente, que enseguida se suaviza.

Caminaremos por un antiguo y olvidado camino de herradura, que comunicaba los tradicionales cortijos, antaño habitados y que circundan el monte del Morrón y el macizo del Aznaitín. Las vistas son extraordinarias, pues el camino está despejado de árboles y tapizado de monte bajo; romero, tomillo, lavandas, enebros y arbustos espinosos como aulagas y cojines de monja. Poco antes de llegar a la cueva, nos acompaña la sombra de unos pinos, hasta desembocar en un verde prado, a cuyos pies y descendiendo unos metros aparece la pequeña abertura redonda. 

La entrada a la cueva es angosta (aunque su interior es muy amplio y con gran altura) así que, lo ideal para acceder es tirarnos al suelo y entrar con los pies por delante; son sólo 2 m.). Cuando llueve, hay un poquito de barro a la entrada. La cueva consta de una gran habitación (aprox. 20 m. de fondo y 15 m. de alto) y varias oquedades más pequeñas y sin salida.
El suelo es de tierra y se anda con facilidad, pues en su interior no hay humedad ni piedras que impidan nuestro caminar, aunque lógicamente hay que ir con cuidado. Para entrar en la Cueva es necesaria una potente linterna o un pequeño lumigaz o cualquier foco de luz.
Existen pinturas rupestres; al menos dos cabras dibujadas en la roca; una de color rojo y otra negra, que se sitúan al fondo de la cueva, tras unas rocas desprendidas, en otra pequeña sala con el techo a baja altura. Para verlas hay que tumbarse. Las figuras han perdido nitidez, lógico tras 10.000-15.000 años, desde su realización (en las cámaras digitales se aprecian mucho mejor el contorno de los animales). La cabra roja se descubre con facilidad, pero la negra cuesta un poquito, está muy cerca pero cuesta verla.
Quien no desee entrar en la cueva, además de disfrutar del paisaje, podrá deleitarse con un espectacular mirador, un auténtico mirador natural, del que se puede observar gran parte de la campiña jiennense y las cumbres de Sierra Mágina con el emblemático Monte Aznaitín como ilustre y noble representante de la media montaña jaenera.







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